Cada trago de ti me vulcaniza.
Cuando te veo, bebo de tu miraraquel vino de sensualidad que mostraste esa primera vez que te amé.
Me gusta sentir esa embriaguez que me da tu boca
cuando nuestras lenguas se entrelazan en un amarre de hiedras lujuriosas
nada amansadas, muy salvajes,
hambrientas de un deseo irrefrenables de vivir juntas para siempre.
Te pellizcas, te veo.
Te acaricias te siento.
Me das eso; me das mas... Eres divina.
Tu magnánima elegancia al irte despacio,
tocándote cada parte de ti,
partiendo desde tus rosadas y exquisitas areolas,
hasta recorrer la humedad tibia y pecaminosa de tu regazo,
me tiene pensándote en mi próximo viaje
en el recorrido que las yemas de mis dedos quieren dar en tus curvas insinuantes.
Besos van y vienen
nos desdibujamos los labios
con el irrespetuoso pincel de nuestros deseos.
Y son nuestros deseos
son muchos
son tantos que no alcanza el tiempo
para que cada segundo sea un constante clímax orgasmico de pasión.
Comentarios