Nuevamente fuímos victima de nuestros deseos. Cuando ya ves que no puedes ocultar tu deseo por mí, es allí cuando mas te niegas a caer conmigo a lo mas morboso y pecaminoso que dos seres en la cúspide de la calentura carnal pueden llegar. "¿Por que me sigues buscando?" - es tu pregunta insistente, ante cada uno de nuestros fugaces encuentros. Encuentros que dejan en evidencia un aroma a morbo tan embriagante, que a veces me hace perder el sentido. Nunca tengo una respuesta exacta para tu pregunta. Lo que hago, y me gusta hacerlo, es "obligarte" a degustarme. Me prende enormemente cuando cedes antes mis deseos, con ese cambio en tu rostro, que denota tantas ganas contenidas de complacerme. En un pasado, no lo pensaste dos veces para que tu humedad bucal, barnizara cada pliegue de mi masculinidad y ésta vez...no fué la excepción. Esta vez me das un regalo de ternura y sumisión, el cual agradecí con caricias suaves en tus mejillas, mientras tu lengua inquieta, orondab
Si se escribe, perdura.