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Mostrando las entradas de noviembre, 2022

El Gran Dotado (Capitulo 2)

  CAPITULO 1 (aquí) Aun sentía un poco el cansancio de aquella divina piel joven. Me levanté, fuí al baño a ducharme, me cepillé, me vestí de forma sport y me impregné el perfume sport que uso casi todos los sábados por la mañana.  Era una mañana soleada, lo cual, me ponía en buena disposición para salir en busca de algo para desayunar. No quería nada de lo que estaba en la nevera, a parte que no soy muy bueno con la cocina. Decidí salir a trotar un rato por esta mañana fría citadina. Necesitaba recuperar algo de energía para la faena nocturna de éste Sábado que prometía con una nueva conquista. Unos pasos alejándome de casa, allí estaba Adelaida (Si, si…vaya nombre geriatrico). Estaba la chica en cuestión en el stand religioso, junto a los otros fanáticos. Adelaida es una mujer entrada en sus 30’s de casi mi tamaño. Casi siempre anda vestida con esos atuendos que me parecen tan de señora de la 3era. edad, que, le restan en sobremanera atractivo y le suman muchisima mas edad. No he de

El Gran Dotado

  Yo: "Oh así, así.  Lamelo en toda su extensión…Ummm! Asi…linda…así. Llénalo más de saliva. Así, linda…mmm…así". Ella (La Religiosa): "Mmm…que delicia de g**bo tienes Agh!...Agh!...Agh!... Me llena toda la boca ¡Agh!...Agh!...Agh!... No me cabe completo". Nunca pensé que una mujer tan religiosa y aferrada a la lectura de la Biblia ten dría tan poderosa arte amatoria sobre mi falo. No se. Me puso a dudar esta mujer. La historia que me llevó a disfrutar de la tibia boca y la juguetona lengua de esta mujer, comienza cuando decidí retarme en convertir (o tal vez, descubrir), a qué tan p**a podría ser una mujer tan aferrada a un dogma religioso. Orar, asistir al culto, interrumpirme en mi andar, volver a orar, ir al culto y volver a interrumpirme en mi andar por la calle, era parte de su rutina. Siempre me ha gustado eso de retarme a los más insospechados límites en cuanto a excitar a una mujer se refiere y, porque negarlo, tengo con qué lograrlo: soy dueño de un promin