Aun sentía un poco el cansancio de aquella divina piel joven.
Me levanté, fuí al baño a ducharme, me cepillé, me vestí de forma sport y me impregné el perfume sport que uso casi todos los sábados por la mañana.
Era una mañana soleada, lo cual, me ponía en buena disposición para salir en busca de algo para desayunar. No quería nada de lo que estaba en la nevera, a parte que no soy muy bueno con la cocina.
Decidí salir a trotar un rato por esta mañana fría citadina. Necesitaba recuperar algo de energía para la faena nocturna de éste Sábado que prometía con una nueva conquista.
Unos pasos alejándome de casa, allí estaba Adelaida (Si, si…vaya nombre geriatrico). Estaba la chica en cuestión en el stand religioso, junto a los otros fanáticos.
Adelaida es una mujer entrada en sus 30’s de casi mi tamaño. Casi siempre anda vestida con esos atuendos que me parecen tan de señora de la 3era. edad, que, le restan en sobremanera atractivo y le suman muchisima mas edad.
No he de negar que he tenido cierto trato con ella y que, aunque nunca hayamos compartido más de 5 minutos de conversación pues, siempre me han llamado la atención los ojazos verdes que posee.
No obstante, la ropa no le queda todo lo holgada que a ella le gustaría tener. Para los hombres como yo que nos gusta inspeccionar de forma visual a detalle el cuerpo femenino, pues pude divisar las enormes tetas que tenía Adelaida; si, tenía un sostén que las apretujaba hasta más no poder, así como pude divisar que, aunque su falda era larga, no podía ocultar su culo de potranca que me hacía desfallecer en los más insospechados pensamientos.
¿Será que ella cree que su cuerpo está hecho para alentar el pecado y esto la motivó a adentrarse en La Biblia y ese dogma?
¿Será que sus padres en vez de querer sobreprotegerla del pecado, más bien tanto recelo le alentaba la búsqueda del mismo?
Adelaida se percata que soy yo, y de manera muy educada como siempre se adelanta en buscarme conversación:
"¿Me das un minuto para hablar de la palabra de Dios?"
[CONTINUARÁ]
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