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¿Como viví el 11 de Septiembre de 2001?





Luego de 16 años de aquel suceso, escribiré sobre el 11 de Septiembre de 2001.

Ese día, si mal no recuerdo cayó día Jueves, me encontraba recibiendo una clase, bastante aburrida, tediosa, larga y con tendencia a dejarnos en efecto sueño, de programación en QBASIC en el IUTIRLA, de parte del profesor Nicolás Goschenko, ex-capitán de navío, conocedor del mundo militar y del tema petrolero en Venezuela.

Entre líneas de código escritas en el pizarrón y un calor un poco condescendiente, se encontraba el profesor Goschenko, explicándonos el paso a paso de la materia llamada LOGICA DE PROGRAMACIÓN. Para quienes no conocen del mundo tecnológico y puntualmente la informática, la lógica de programación debe ser explicada así mismo como lo hacía el profesor; paso a paso; pero eso sí, para ese momento provocaba decirle al profesor que con un poco de chispa no se dormiría su audiencia estudiantil.

Súbitamente se percibe el vibrar de un celular. Es el celular del profesor.

Por un momento, el sale a atender la llamada de su celular, lo cual representó un alivio de aquella clase, como ya dije, aburrida.

Al regresar, se le nota evidentemente más serio, algo preocupado; “Se le murió un familiar” – pensé para mis adentros. No obstante, expresó: “Jóvenes, he recibido una llamada de un contacto militar muy importante. Me informan que en los Estados Unidos, específicamente en New York, las torres gemelas han sido atacadas por dos aviones de vuelo comercial, es decir, los pilotos se inmolaron y estrellaron los aviones sobre las torres. Esto podría desatar la tercera guerra mundial”.

¡Coño! ¡Yo me cagué! pero los demás compañeros presentes, ni se inmutaron.

Algunos murmuraban  en voz baja: “¿Qué dijo el profesor? - ¿Tercera Guerra?”

El profesor culmina de dar su exposición de los hechos cual Walter Martínez en su programa Dossier, y yo ya estaba lamentándome. “¡Debí haber estado en mi casa, no joda!” – volví a pensar, viendo en vivo como los aviones impactaban en las torres del World Trade Center, aquel 11 de septiembre de 2001. Inmediatamente me inquietó el suceso y contaba los segundos para que culminase la clase y ver los sucesos vía televisión (YouTube ni existía en esa época, para mayor lamento mío).

Regularmente yo tomaba un bus desde la sede del IUTIRLA en Los Chaguaramos hasta Petare para llegar a la casa, por eso de “relajarme” viendo por la ventana. Aquel mediodía no fue así. Me apresuré a toda velocidad vía metro para llegar a mi casa y ver los hechos tipo cine, pensé yo.

Me imaginé mil imágenes de lo sucedido esa mañana. Es que vamos, yo viví lo que para mí fue esa época dorada de las llamadas “películas de acción” de la televisión venezolana. Crecí viendo películas como: “Aguila De Acero”, “Top Gun”, “Duro De Matar”, “Juegos De Guerra” y otras tantas de las promociones que hacía Venevisión de su “Cine Millonario” de los domingos y eso literalmente me tenía alienado los pensamientos de las distintas acciones que, según yo en mi ignorancia, ya estaban tomando el pentágono para contrarrestar tal acción.

Pero no. La “película” fue otra.


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Ya al llegar a casa, calenté el almuerzo en el microondas con apenas 44 segundos, y subí rápidamente al cuarto para llevarme la sorpresa que mi película mental, en el viaje del IUTRILA a mi casa no era tal. Me decepcioné.  

Las imágenes mostradas por los medios internacionales solamente mostraban las cámaras enfocando las torres gemelas ardiendo en llamas y humo como para de chimeneas, allí inertes ellas. ¿Dónde estaban esas supuestas imágenes imagines de acciones tipo comando?, ¿Por qué no veo los F-16 surcando los cielos de New York en búsqueda de más aviones, con posibilidad de ataque terrorista?. ¡Nada de eso!

Si es verdad. Esos maratónicos domingos de películas de Venevisión de los años 80’s y 90’s en verdad que habían marcado en algo mi mente con una buena dosis de marketing hollywoodense.

Comenzaron a surgir para mí, las primeras preguntas:  

.- ¿Cómo no pudo haber un accionar rápido e inmediato de parte del gobierno de Bush que pudiese impedir tal ataque terrorista?

.- ¿Cómo no se percataron de actitudes sospechosas de los pilotos suicidas, en evaluaciones psiquiátricas y psicológicas mensuales del personal aéreo?

.- ¿Cómo fue posible que un avión impactara el pentágono, pero el mismo no dejó rastros evidentes de su destrucción?

Todas estas preguntas y otras más iban y venían en mis elucubraciones, en toda la tarde hasta que, a eso de las 5:05 pm, se derrubara de manera muy inexplicable hasta hoy el llamado EDIFICIO NRO. 5, el cual, no fue afectado por el impacto de los aviones que horas antes, habían sido estrellados sobre las torres gemelas.

Ahora sí que valió estar toda la tarde viendo la tv. El morbo momentáneo del faranduleo venezolano me invadió y pensé: “¡Oh!, ¡otro ataque!, y lo estoy viendo en vivo” – pensé yo.

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